lunes, 20 de febrero de 2017

Tu no existes.


"Quiero que entiendas que tú no eres, que tú no posees cualidad alguna, que no existes y que no existirás jamás, ni por tí mismo, ni por Él, ni en Él ni con Él. Tu no puedes dejar de ser porque no eres. Tú eres Él y Él es tu, sin mediación alguna y sin causa. Sólo si logras reconocer en tu existencia la cualidad de la nada podrás conocer a Allah."

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"Todo aquello que tú crees que es distinto de Allah, en realidad es Allah, aunque tú no lo sepas. Le ves, pero no sabes que le ves. Cuando seas capaz de comprender que no eres distinto de Allah, cuando este misterio te sea desvelado, entonces comprenderás cuál es tu fin, comprenderás que tu extinción no es posible, comprenderás que jamás has dejado de ser y que jamás dejarás de existir.

Comprenderás que todos los atributos de Allah son tus atributos, que tu exterior es el Suyo, que tu interior es el Suyo, que tu comienzo es el Suyo y que tu fin es el Suyo. No hay duda alguna ni posibilidad de error en estas cosas: tus cualidades son las Suyas y tu naturaleza es la Suya. Más no por ello Él se convierte en ti o tú te conviertes en Él, pues todas estas cosas son ciertas sin necesidad de transformación, disminución ni aumento alguno."

(Ibn al Arabi, "Tratado de la unidad")




la envidia / el Bien (la divina comedia)


"-Ahora conoce el daño que causa su principal pecado: así, pues, no debes admirarte si le condena, a fin de que haya menos que llorar por él; porque si vuestros deseos se cifran en bienes que pueden disminuirse dando a otros participación en ellos, la envidia excita vuestros pulmones a suspirar; pero si el amor de la suprema esfera dirigiese hacia el cielo vuestros deseos, no abrigaríais tal temor en vuestro corazón; pues cuanto más se dice allí "lo nuestro", tanto mayor es el bien que posee cada cual, y mayor caridad arde en aquel recinto.

Menos contento estoy que si me hubiese callado -dije-; y ahora ofuscan más dudas mi mente. ¿Cómo puede ser que un bien distribuido entre muchos haga más ricos a sus poseedores, que poseyéndolo unos pocos?

A lo que contestó:

-Por fiar siempre tu pensamiento en las cosas terrenales deduces obscuridad y error de las claras verdades que te demuestro. Aquel bien infinito e inefable que está arriba, se lanza hacia el amor, como un rayo de luz a un cuerpo fúlgido, comunicándose tanto más cuanto mayor es el ardor que encuentra; de modo que la eterna virtud crece sobra la caridad a medida que ésta se aumenta; por lo cual, cuanto mayor número de almas se dirigen a él, tanto más amor hay allá arriba, y más se ama, reflejándose este amor de una a otra alma como la luz entre dos espejos. Si no te satisfacen mis razones, ya verás a Beatriz, y ella acallará por completo ese deseo y cualquier otro que tengas.
Avanza, pues, para que pronto desaparezcan, como ya han desaparecido dos, esas cinco señales, que sólo se borran por medio de lágrimas."


(Dante, "La divina comedia")

Fuego-Luz



"¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres de mi alma el más profundo centro!"

(San Juan de la Cruz)

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«La Raíz de Jesé es un término para la naturaleza ígnea de Dios… Jesé significa un fuego y un ardor; significa el terreno del amor divino y también el terreno del alma. De este terreno crece la vara, es decir, en lo más puro y lo más alto; brota de este suelo virgen en la salida del Hijo. En esta vara se abre una flor, la flor del Espíritu Santo.»

(Maestro Eckhart, citado en "los Veda" de A.Coomaraswamy)


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"El fuego tan sólo es vivificante de lo que tiende de abajo hacia arriba; lo que tiende hacia abajo está subordinado a lo que asciende. Pero todo lo que tiende hacia arriba es generador; todo lo que se exhala hacia arriba es nutriente."

(Hermes Trismegisto, "Corpus Hermeticum, Ascleipos Libro II)

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"Quisiera yo poder dar a entender algo de lo menos que entendería, y, pensando cómo puede ser, hallo que es imposible; porque en sólo la diferencia que hay de esta luz que vemos a la que allá se representa, siendo todo luz, no hay comparación, porque la claridad del sol parece cosa muy desgustada. En fin, no alcanza la imaginación, por muy sutil que sea, a pintar ni trazar cómo será esta luz, ni ninguna cosa que el Señor me daba a entender con un deleite tan soberano que no se puede decir. Porque todos los sentidos gozan en tan alto grado y suavidad, que ello no se puede encarecer, y así es mejor no decir más."

(Santa Teresa de Jesús, "Libro de la vida")