lunes, 20 de febrero de 2017

la envidia / el Bien (la divina comedia)


"-Ahora conoce el daño que causa su principal pecado: así, pues, no debes admirarte si le condena, a fin de que haya menos que llorar por él; porque si vuestros deseos se cifran en bienes que pueden disminuirse dando a otros participación en ellos, la envidia excita vuestros pulmones a suspirar; pero si el amor de la suprema esfera dirigiese hacia el cielo vuestros deseos, no abrigaríais tal temor en vuestro corazón; pues cuanto más se dice allí "lo nuestro", tanto mayor es el bien que posee cada cual, y mayor caridad arde en aquel recinto.

Menos contento estoy que si me hubiese callado -dije-; y ahora ofuscan más dudas mi mente. ¿Cómo puede ser que un bien distribuido entre muchos haga más ricos a sus poseedores, que poseyéndolo unos pocos?

A lo que contestó:

-Por fiar siempre tu pensamiento en las cosas terrenales deduces obscuridad y error de las claras verdades que te demuestro. Aquel bien infinito e inefable que está arriba, se lanza hacia el amor, como un rayo de luz a un cuerpo fúlgido, comunicándose tanto más cuanto mayor es el ardor que encuentra; de modo que la eterna virtud crece sobra la caridad a medida que ésta se aumenta; por lo cual, cuanto mayor número de almas se dirigen a él, tanto más amor hay allá arriba, y más se ama, reflejándose este amor de una a otra alma como la luz entre dos espejos. Si no te satisfacen mis razones, ya verás a Beatriz, y ella acallará por completo ese deseo y cualquier otro que tengas.
Avanza, pues, para que pronto desaparezcan, como ya han desaparecido dos, esas cinco señales, que sólo se borran por medio de lágrimas."


(Dante, "La divina comedia")

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