sábado, 10 de junio de 2017

The break down of mediaeval culture (Titus Burckhardt)


"The view of life on which mediaeval culture rested, and which Dante has outlined as if by way of a final summing-up, recognised hierarchy as the highest law, in virtue of which all that has existence derives tier upon tier from Eternal Being, so that each component thing in existence finds its own principle in the fact it represents an image of something higher. In the light of Christianity this law derives from the doctrine of the incarnation of God´s eternal and divine Word, for were it not that man is the distant image of God, God would never have taken on the human form of man. 

Hierarchy is the Unity revealing itself in multiplicity through a differentiation which yet does not divide, being of a qualitative nature, so that each separate element, according to that particular character and rank that belongs to it, still remains an expression of the total order. In like manner light, broken up by a prism, scatters its manifold colours yet remains, despite all this store of wealth, a perfect and undivided whole.

When therefore this grading of reality breaks down, inasmuch as each separate element strives to become the whole, not only does each drop out of place in the eternal order of things, but also it forfeits its special and inimitable character and is no longer its own self.

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A somewhat similiar change was in progress in the realm of science (as by art): for the first time learning and research began to be cultivated which no longer had any direct connection with the integral nature of the humen soul. Up till now a rightly exercised knowledge of science was held to bestow a real wisdom on its posessor. The various  liberal sciences - which where formerly characteristically named the "liberal arts"- were supposed to confer a deeper knowledge of the intrinsic oneness of the world, built as a divine cathedral. Thus, all inherited knowledge had, up till now, posessed  a spiritual backround susceptible of being comprehended only intuitively. This conception, however, began to be overlaid by a certain intellectual routine just at the time when Renaissence was awakening. Now science was to be released; scientific research was to be promoted for its own sake and art to be cultivated for the sake of art. Hirtherto it was something unheard-of  that science should no longer pursue a spiritual purpose, one that kept in view man in his wholeness, as an immortal being reaching even beyond death. The immediate result of this change of outlook was a moral disruption..."

(Titus Burckhardt, "Siena")  




    

martes, 6 de junio de 2017

La Edad Media




San Agustín (354-430)

Ramon Llull (ca 1232-1316)
Dante (1265-1321)
Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
Ibn al Arabi (1165-1240)



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"La Edad Media, Medievo o Medioevo es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo v y el xv. Convencionalmente, su inicio es situado en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América, en 1453 con la caída del Imperio bizantino.

Aunque hay algunos ejemplos de utilización previa, el concepto de Edad Media nació como la segunda edad de la división tradicional del tiempo histórico debida a Cristóbal Cellarius ... , quien la consideraba un tiempo intermedio, sin apenas valor por sí mismo, entre la Edad Antigua identificada con el arte y la cultura de la civilización grecorromana de la Antigüedad clásica y la renovación cultural de la Edad Moderna —en la que él se sitúa— que comienza con el Renacimiento y el Humanismo. La popularización de este esquema ha perpetuado un preconcepto erróneo: el de considerar a la Edad Media como una época oscura, sumida en el retroceso intelectual y cultural, y un aletargamiento social y económico secular (que a su vez se asocia con el feudalismo en sus rasgos más oscurantistas, tal como se definió por los revolucionarios que combatieron el Antiguo Régimen). Sería un periodo dominado por el aislamiento, la ignorancia, la teocracia, la superstición y el miedo milenarista alimentado por la inseguridad endémica, la violencia y la brutalidad de guerras e invasiones constantes y epidemias apocalípticas.

Sin embargo, en este largo período de mil años hubo todo tipo de hechos y procesos muy diferentes entre sí, diferenciados temporal y geográficamente, respondiendo tanto a influencias mutuas con otras civilizaciones y espacios como a dinámicas internas. Muchos de ellos tuvieron una gran proyección hacia el futuro...

... Lejos de ser una época inmovilista, la Edad Media, que había comenzado con migraciones de pueblos enteros, y continuado con grandes procesos repobladores (Repoblación en la Península Ibérica, "Ostsiedlung" en Europa Oriental) vio cómo en sus últimos siglos los antiguos caminos (muchos de ellos vías romanas decaídas) se reparaban y modernizaban con airosos puentes, y se llenaban de toda clase de viajeros (guerreros, peregrinos, mercaderes, estudiantes, goliardos, etc.) encarnando la metáfora espiritual de la vida como un viaje (homo viator)."

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"Esa misma Europa Occidental produjo una impresionante sucesión de estilos artísticos (prerrománico, románico y gótico), que en las zonas fronterizas se mestizaron también con el arte islámico (mudéjar, arte andalusí, arte árabe-normando) o con el arte bizantino."

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"La diferenciación entre oficios viles y mecánicos y profesiones liberales vinculadas al estudio intelectual convivió con una teórica puesta en valor espiritual del trabajo en el entorno de los monasterios benedictinos, cuestión que no pasó de ser un ejercicio piadoso, sobrepasado por la mucho más trascendente valoración de la pobreza, determinada por la estructura económica y social y que se expresó en el pensamiento económico medieval."

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"El descrédito de la Edad Media fue una constante durante la Edad Moderna, en la que Humanismo, Renacimiento, Racionalismo, Clasicismo e Ilustración se afirman como reacciones contra ella, o más bien contra lo que entienden que significaba, o contra los rasgos de su propio presente que intentan descalificar como pervivencias medievales."






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"René Guénon define el mundo moderno como la degeneración e inversión del mundo Tradicional. Por una parte el carácter decisivo de la modernidad es su carácter anti-tradicional, su negación de toda herencia del pasado y su falta de reconocimiento de cualquier deuda con una sabiduría o cultura anterior. La oposición clásica entre Occidente y Oriente no es geográfica sino ideológica y doctrinal. Por eso se puede decir, un poco paradójicamente, que mientras Europa fue tradicional (en la Edad Media) se la podía calificar de «oriental» desde nuestra perspectiva actual. Del mismo modo el Oriente actual, investido de pensamiento occidental, no es ya «oriental», está occidentalizado (o en otras palabras des-orientado, si tomamos el sentido simbólico y profundo del término). En efecto, como advertía René Guénon, la Edad Media estaba más cercana a la civilización india o extremo-oriental que a nuestra sociedad actual en cualquiera de sus aspectos. De hecho el carácter tradicional de la Edad Media aseguraba y garantizaba un permanente contacto y diálogo con el Oriente tanto geográfico como doctrinal.

La conclusión última de su obra (contenida principalmente en El reino de la cantidad y los signos de los tiempos) es que la condición del mundo moderno testimonia el fin del ciclo actual de la humanidad, algo que señalan simbólicamente los mismos términos Oriente y Occidente (en particular este último, tomado por nuestra misma civilización para auto-denominarse, lo que no deja de ser llamativo). René Guénon encuentra la prueba de esto en la desaparición progresiva de la Tradición dentro de las sociedades occidentales. Al respecto, una de sus grandes aportaciones son los términos de «seudoiniciación» y «contrainiciación». René Guénon se esfuerza por desmontar tanto en la forma como en el fondo aquellas organizaciones que siendo presuntamente tradicionales tienden en realidad a subvertir la verdadera organización tradicional, en la mayoría de las ocasiones por ignorancia de la verdadera doctrina tradicional que les lleva a construir y abrazar una seudodoctrina.

Guénon afirma que su enseñanza no se debe a un pensamiento de corte individual o personal, influenciado por alguna filosofía particular. Por el contrario él se escapa del cuadro moderno de ciencias y filosofía y se encuadra más bien en el nivel de la pura metafísica y los principios universales. Y aborda estos objetivos con lógica y rigor con la intención de rendir sus obras a todos aquellos que buscan todavía la verdad en el mundo."





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"Los constructores de la Edad Media habían heredado la fe y la modestia. Artífices anónimos de verdaderas obras maestras, edificaron para la Verdad, para la afirmación de su ideal, para la propagación y el ennoblecimiento de su ciencia. los del Renacimiento, preocupados sobre todo de su personalidad, celosos de su valor, edificaron para perpetuar sus nombres. La Edad Media debió su esplendor a la originalidad de sus creaciones; el Renacimiento debió su forma a la finalidad servil de sus copias. Aquí, una idea; allá, una moda. De un lado, el genio; del otro, el talento. En la obra gótica, la hechura permanece sometida a la Idea; en la obra renacentista, la domina y la borra. Una habla al corazón, al cerebro, al alma: es el triunfo del espíritu; la otra se dirige a los sentidos: es la glorificación de la materia.

Del siglo XII al XV, pobreza de medios, pero riqueza de expresión; a partir del XVI, belleza plástica, mediocridad de invención. Los maestros medievales supieron animar la piedra calcárea común; los artistas del Renacimiento dejaron el mármol inerte y frío.

El antagonismo de estos dos períodos, nacidos de conceptos opuestos, explica el desprecio del Renacimiento y su profunda repugnancia por todo lo gótico.

Semejante estado de espíritu tenía que ser fatal para la obra de la Edad Media; y a él debemos atribuir, en efecto, las innumerables mutilaciones que hoy en día deploramos.


(Fulcanelli, "El misterio de las catedrales") 



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"Parece deducirse que, hacía aquella época, o quizás antes, hubo una "dimisión" general del espíritu. Se había acabado el gótico. Iba a hacerse el ojival, con todos los adornos del virtuosismo. Iba a hacerse Arte por el Arte. Todo sucedió como si, una vez terminado el movimiento iniciador, se hubiese devuelto a los hombres su completo libre albedrío, como se hace con los escolares cuando la enseñanza ha terminado. ¡Que vivan su vida por su cuenta y riesgo!

Una vez abierto el libro, los hombres son libres."



(Louis Charpentier, "El enigma de la catedral de Chartres")