"...y Abelardo, con el alma aterrorizada, teniendo clara conciencia de que el abad de Claraval va a comenzar un combate a muerte contra él. Martin Deutsch caracteriza mediante profundas observaciones la desventajosa posición del doctor bretón en lucha "con un hombre cuya influencia sobre las autoridades civiles y eclesiásticas no tiene límite..." Él (Abelardo) también, destaca el crítico alemán, es célebre, admirado. Pero ¿quiénes son sus admiradores? Una muchedumbre de letrados, dispersos aquí y allá en la sociedad, pero que en su mayoría, no ocupan sino puestos secundarios; estudiantes que expresan con mucho alborozo sus alabanzas, pero que no hubiesen podido hacer por él absolutamente nada. Su fama es grande, y, apoyado por algunas de las verdaderas potencias de este mundo, sería él también una de ellas, y muy considerable. Pero sin un apoyo semejante, ¿qué es? Un alma sin cuerpo, absolutamente incapaz de protegerse contra las potencias reales, efectivas, que podrían asociarse para perderlo."
(Pedro Lasserre, "Abelardo contra San Bernardo")
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"Ce sera le grand abbé de Cluny, PIERRE le Vénérable, recueillant ABÉLARD épuisé par les persécutions de BERNARD de Clairvaux qui, malgré sa pondération contumière, finira par dire crûment sa vérité á ce dernier:
"Vous remplissez les devoirs pénibles et difficiles, qui sont de jeûner, de veiller, de souffrir, et vous ne pouvez supporter le devoir facile qui est d'aimer."
(PIERRE le Vénérable: Livre de Cluny. T.VI ép 4, p897)"
(José Dupré, "Catharisme et Chrétienté. La pensée dualiste dans le destin de l'Europe.")
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