domingo, 8 de julio de 2012

Gustav Theodor Fechner


"Una golondrina no hace verano. Pero la primera golondrina no llegaría a menos que llegase el verano; y para mí ese verano significa mi visión luminosa que algún día triunfará"

(Gustav Theodor Fechner, "Zend-Avesta" (1851))








"En una mañana de primavera salí a pasear. Los campos estaban verdes, los pájaros cantaban, el rocío brillaba, la niebla se levantaba, aquí y allá aparecía un hombre; una luz como si de una transfiguración se tratase caía sobre todas las cosas. No era más que un trocito de la Tierra; nada más que un momento de su existencia; y sin embargo a medida que mi mirada lo abrazaba cada vez más, se me ocurría la idea no sólo bella sino verdadera y clara a ciencia cierta de que es un ángel tan rico y fresco, tan como una flor, y sin embargo atravesando los cielos tan firme y pausadamente, volviendo toda su cara viviente al cielo, que me pregunto cómo las opiniones del hombre pueden haberse alejado de la vida tanto como para creer que la Tierra sólo es un árido terruño y buscar los ángeles encima de ella o a su alrededor en el vacío del cielo -para no encontrarlos por ningún lado- ...Pero una experiencia como esta pasa por fantástica. La Tierra es un cuerpo esférico, y lo que pueda ser aparte de eso se puede encontrar en cualquier colección de minerales"




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